¿Creéis que las mujeres drogodependientes reciben un buen acompañamiento de sus maternidades desde el sistema de tratamiento?
Las mujeres drogodependientes no reciben un buen acompañamiento de sus maternidades desde el sistema de tratamiento. Además tal y como ilustraré en la siguiente pregunta existen una serie de obstáculos que dificultan la atención de la madre/gestante.
Así pues en muchas ocasiones, no están garantizados sus Derechos Sexuales y Reproductivos (DSyR). De hecho se ejerce una fuerte presión para abortar. Tal y como se ilustra en el “Caso Marina” entre medias de los dos nacimientos de sus hijos ha habido embarazos e interrupciones de embarazo de “manera voluntaria”, ella no acaba de interrumpir los embarazos convencida, sino bastante coaccionada bien por su pareja o por su madre o por el personal de los CSM o de los Centros de Adicciones. Ella verbaliza que probablemente habría acabado tomando esa misma decisión, pero que hubiese necesitado un tiempo para sopesar lo que deseaba hacer.
Existe una alta penalización respecto a la maternidad. Sólo se las analiza como madres y para los menores (no se analiza la paternidad).
El abordaje de los embarazos se realiza principalmente desde una perspectiva meramente sanitaria, no se aborda ni desde un enfoque psicosocial o de derechos. A penas se contempla la maternidad como un hecho social o político.
No están garantizadas actividades específicas para ellas. No solo no es transversal la PG si no que no tenemos actuaciones concretas y específicas (p.e. Entrenamiento en Habilidades maternales).
¿Qué obstáculos son los más frecuentes con los que os encontráis en vuestra práctica diaria?
Existen numerosos obstáculos concadenados y que dificultan la atención a mujeres con problemas de adicciones y que son madres/gestantes. Estas dificultades vienen derivadas del propio sistema sexo género en el que estamos inmersos, que generan a su vez obstáculos estructurales, sociales, culturales y personales.
<u>Obstáculos relacionados con el Modelo de Atención </u>
Muchos de los programas de atención a las adicciones y que vienen siendo los tradicionales arrastran una carencia de perspectiva de género interseccional, – recordemos que vivimos inmersos en un sistema androcéntrico, en donde la norma es lo masculino – lo que supone no tener presente las necesidades de las madres/ gestantes con problemas de Adicciones, tanto en la elaboración como en el desarrollo de los mismos (Prather y Fidell, 1978; ONU, 2005: 63). Estas carencias son debidas a la falta de reconocimiento de las diferencias de género por parte de quienes planifican la intervención (Reed, 1985 y 1987). El problema está invisibilizado y no se destinan Presupuestos para su atención. Es por ello que se hace cada vez más necesario recabar datos desagregados por sexo/interseccionalidad a fin de diseñar estrategias y programas que aborde esta problemática a fin de poder ofrecer tratamientos eficaces para las madres/gestantes con una problemática de consumo/abuso de sustancias.
Otro de los obstáculos inherentes al modelo de atención es la influencia que ejercen los estereotipos y prejuicios que operan entorno a las madres/gestantes con un problema de drogodependencias sobre los y las profesionales de los dispositivos asistenciales y que pueden llevarnos a adoptar actitudes “punitivas”.
Por otra parte desde los Servicios, cuando se atiende a una madre/gestante, no se atiende de forma integral a la unidad familiar madre-hijo/a, sino que se interviene exclusivamente en términos de protección del menor ante una madre consumidora.
Los horarios de los Recursos de Atención no se adaptan los horarios relacionados con los cuidados de los infantes.
Los recursos convivenciales tradicionales no están diseñados para atender a mujeres gestantes o a madres que puedan estar acompañadas por sus hijxs a lo largo de su tratamiento, además no se contemplan ni atiende lo que implica emocional, psicológica y conductualmente la separación del vinculo materno filial.
Algunas de las estrategias a incorporar en este sentido serían que hubiese una profesional referente de género en el equipo, se crease o se estableciese una colaboración real con otros servicios de atención prenatal, de bienestar infantil y servicios de atención a experiencias traumáticas y de salud mental, así como otros que pudiesen cubrir las necesidades prácticas de cuidado de los niños (p.e. servicios de guardería), transporte, alimento y vivienda.
<u>Obstáculos personales</u>
Las madres y gestantes con problemas de adicciones son las que menos llegan, las que menos acceden o tardan más en acceder a los Recursos de Atención a las Drogodependencias. Esto se debe a que existen numerosos obstáculos externos e internos que operan entorno a ellas y que las disuade de buscar tratamiento con prontitud. Entre ellos destacan los que a continuación paso a exponer.
Cuando hay problemática de abuso de sustancias/adicción en una madre/gestante rápidamente interviene Servicios Sociales, este hecho precipita sobre ellas una rápida reacción emocional de miedo a poder llegar a perder la custodia de sus hijxs.
La sociedad en la que vivimos, el hecho de ser madre y drogodependiente va directamente asociado al (auto)estigma, a la vivencia de un sentimiento de vergüenza y culpa que sienten las mujeres por su “fracaso” al no estar a la altura de lo que se espera socialmente de ellas.
La falta de apoyo de la familia, y sobre todo de la pareja, en la crianza de los hijxs.
¿Cómo es vuestra experiencia de coordinación con la red de servicios de atención a la infancia?
A nuestro centro hospitalario acuden gestantes y madres con sus hijos recién nacidos. La coordinación con Servicios Sociales es continua. La dificultad radica a la hora de buscar un recurso específico para ellas transcurridos los tres meses de crianza con su hijx. Existen recursos hacia la mujer, pero hacia la mujer con una problemática específica que es violencia de género, y no con otras problemáticas como es el caso de las adicciones.
¿Cómo se podría mejorar este acompañamiento a las mujeres con hija/os?
El acompañamiento a las gestantes/madres con problemas de adicciones se podría mejorar haciendo un análisis diferenciado y con PG Interseccional de lo que las madres a las que estamos atendiendo necesitan y esperan para así incorporarlo en nuestra práctica cotidiana. Implica otorgarles un interés particular, adaptando nuestras intervenciones a sus horarios.
Crear espacios de intervención donde no exista la amenaza directa de retirada de custodia.
Crear grupos terapéuticos específicos de mujeres y maternidad y con PG como herramienta de trabajo que favorezcan su recuperación y la prevención de recaídas (Najavits, 2007; Covington, 2008; Greenfield, 2016; Arostegui y Martínez-Redondo, 2018). Es necesario que no reincidan en un enfoque revictimizador/culpabilizador, ni reproduzcan el sexismo o los estereotipos de género (Castaños et al., 2007; Martínez-Redondo, 2009; Arostegui y Martínez-Redondo, 2018)
Proporcional una atención integral en que se conjugue el tratamiento del consumo de sustancias con una diversidad de servicios como los de asistencia prenatal y médica, educación sobre la crianza de los hijos, planificación de la familia, atención a las necesidades de alimentación y vivienda y orientación con respecto a la violencia y las relaciones personales, además de apoyo práctico en aspectos como costos de “baby-sitters” y medios de transporte a los lugares de cita para el tratamiento.
Esta atención debería de ser continuada amplia y flexible, que permita dar apoyo a las mujeres para que inicien el tratamiento, se reincorporen a él o lo terminen.
Además contribuiría a la eficacia de los programas un criterio que apoye las opciones de las mujeres en cuanto a los aspectos de su vida que deseen mejorar y les permita servirse de una “ventanilla única” o una red bien integrada de servicios. En este sentido deberían trabajar transversalmente Servicios Sociales, Instituto de la Mujer, Centros de Atención a las Adicciones y otros recursos que atiendan a las madres/gestantes.