Efectivamente como cuentan las compañeras, es muy alta la precariedad social, económica y familiar, con la que se encuentran muchas de las mujeres que acuden a los CAID, una vez consiguen la abstinencia.
No tenemos que olvidar que desgraciamente, aún en muchos de los servicios ambulatorios para este fin (dependencias), se pone el peso del tratamiento en la abstinencia, olvidando muchas veces que la ayuda social en MUY IMPORTANTE para la total recuperación de estas mujeres. Creo que la recuperación no se tiene que quedar en el simple hecho de darles pastillitas y que dejen de consumir, viven en una sociedad en la tienen que trabajar, comer, tienen familias e hijos etc. Y esto no es un camino corto, como dice la compañera Ana Isabel hay que seguir ayudándolas a “tejer su vida” hay que dejar de poner el peso en la abstinencia y mirar más adelante. Y al igual que mis compañeras siento rabia, frustración por darte una y otra vez con la pared, de verlas luchar por recuperarse y ver como les cierran puertas. Y de no parar de saltar barreras institucionales un día y otro día.