¿Qué tipos de violencias habéis podido identificar en ellos?
Los tipos de violencia identificados son:
- Violencia de género en el ámbito de la pareja, tanto física como psicológica (Caso María, Caso Sandra, Caso Lara).
- Violencias sexuales en contextos de ocio nocturno y mediadas por el consumo de sustancias (Caso Esther).
- Violencias Sexuales en la Infancia (Caso Marina).
- Violencia económica, que podemos inferir del “Caso Sandra” cuando sus amigas del barrio la ayudan económicamente a salir de esta relación violenta que mantenía).
- Violencia Institucional.
Esta violencia se refleja en el “Caso Marina” por ejemplo a través de toda una cadena de errores que ya se producen desde el momento en que Marina comienza a ser abusada por su padre y culminando en el <u>proceso judicial</u> caracterizado por, entre otras cosas, tener que declarar en múltiples ocasiones, la falta de cualificación y formación de género de los agentes que conforman el sistema de justicia penal que hace que actúen con criterios discriminatorios y estereotipados (p.e. tanto ella como su madre son cuestionadas), y revictimizan a la paciente. En este mismo caso también se evidencia esta Violencia Institucional cuando sus <u>Derechos Sexuales y Reproductivos</u> (DSyR) no han sido garantizados desde los Servicios que la atienden, de hecho se ejercen una fuerte presión para que aborte “ella no acaba de interrumpir los embarazos convencida, sino bastante coaccionada bien por su pareja o por su madre o por el personal de los CSM o de los Centros de Adicciones”
Otro tipo de violencia Institucional se refleja, claramente en el “Caso Lara” cuando expone que “ingresar en una CT (…) y hace un buen proceso pero no logra hablar de los conflictos que le suponen su seropositividad con sus compañeros de grupo, en aquel momento 23 hombres y 2 mujeres”. En este sentido la <u>proporción de hombres y mujeres</u> está mucho más desequilibrada que en otros servicios orientados a la abstinencia es por ello que los Servicios están menos pensados para sus realidades específicas, ya que, entre otros factores, apenas contamos con <u>datos desagregados</u> por sexo.
¿Tienen parecidos con casos reales que os habéis encontrado en vuestra práctica diaria?
Sí sobre todo los relativos a la Violencia Institucional en relación al ejercicio de la <u>Maternidad</u> y el no desarrollo de un servicio y <u>Normativa</u> específica para mujeres (p.e. se mezclan agresores con víctimas, no existen grupos de mujeres, y mucho menos de hombres que cuestionen sus privilegios)
¿Qué elementos relacionados con la socialización de género se repiten en la mayoría?
Todas las violencias expuestas se deben al sistema en el que vivimos. Un sistema de opresión androcéntrico, patriarcal, hegemónico, jerárquico que se basa en la desigualdad de género y en la violencia porque excluye a sujetos y realidades que no se ajustan a todo eso que la sociedad ha catalogado cómo femenino y cómo masculino.
Todas ellas parecen sentir culpa y vergüenza por el hecho de ser mujer per se y drogodependientes. El consumo de drogas representa una hipérbole de la masculinidad, en cambio las mujeres cuando presentan un problema de adicción se está alejando de lo que se espera de ellas, es una desobediencia a la feminidad asociada a los mandatos femeninos de la prudencia, la calma y el autocontrol. En la base de esto subyace la división patriarcal entre las “mujeres buenas” y “las mujeres malas”. Así pues del incumplimiento de esta normativa ellas son castigadas, penalizadas hecho que justifica que sean agredidas, su palabra sea cuestionada, sean estigmatizadas, se aíslen, se encuentren solas, sus problemas sean invisibilizados, etc. Todos estos factores, entre otros, hacen que todas ellas o bien se incorporen más tarde a los Centros de Atención a las Adicciones o abandonen los servicios de atención a drogodependencias. Además los recursos de atención a los que acuden carecen de PG, están altamente masculinizados – recordemos que lo masculino es la norma.
Utilizan los consumos como estrategia de afrontamiento para evitar el malestar generado por las violencias de género que viven, la no valoración de la sobrecarga del cuidado de los hijos, de la discriminación que sufren en razón de su orientación sexual, etc.
Todas ellas presentan dificultades para poner límites (mandato de complacencia), especialmente con la pareja, lo cual las sitúa en una situación de mayor vulnerabilidad. Recordemos que la socialización de género femenina incluye la necesidad de cumplir los deseos de la pareja (idea del amor romántico). Muchas se inician sus consumos en pareja cediendo probablemente a la presión de la pareja chico para complacerlo por ese mandato de género de “estar siempre para el otro”.
¿Qué emociones os despiertan como profesionales estos casos?
Por una parte me aparecen emociones de incomprensión, rabia y fracaso del Sistema a la hora de acompañar a estas mujeres, ya que lo único que se atiende es su problema de adicciones. A penas existe un análisis interseccional – holístico – en los casos expuestos (p.e ser mujer, trauma, padecer VIH, orientación sexual, maternidad, etc), y tampoco existe una mirada h feminista a sus problemáticas – evaluación-, ni en el acompañamiento -intervención- de sus procesos.
Por otra y ante la lectura de algunos casos me han emergido varias cuestiones a analizar. Una de ellas es la idea del mito del agresor como un ser malvado, excesivo, cruel, demente, que premedita sus actos y está fuera de la norma social – en la mayoría de las veces el agresor es un conocido niña/mujer–, otra el mito de la violencia mutua, y la última mi tendencia a patologizar a las mujeres- y a los varones también; no todas las personas que han sufrido violencia sexual en la infancia desarrollan las mismas problemáticas, y no todas las problemáticas se deben a un único hecho vital. Gracias a este curso he podido detectar y revisarme este imaginario simbólico, muy en la base de mi socialización, y en la que destaco, entre otros factores, mi formación sesgada, carente de Perspectiva de Género.