Respuesta a: Sobre la formación y los protocolos

#1898
Participante
Carlos Hornillos Jerez

Buenos días.

Mi comentario ahora no tiene directamente que ver con la pregunta original de Gisela (por qué a las mujeres drogodependientes en situación de VG les puede ser más fácil buscar atención en centros de adicciones que en recursos de VG), pero igual sí está relacionada con el título del foro (“Sobre la formación y los protocolos”).

En varios de los módulos que hemos visto hasta ahora se incide en la importancia de un determinado tipo de relación con la mujer víctima de VG a la que atendamos: validación, empoderamiento, acompañamiento, relación igualitaria (en vez de situarse el profesional en un rol de autoridad)… En este mismo módulo, se exponen estos principios en el primer vídeo (“Enfoque feminista de intervención”) a partir del minuto 32:20.

Ante esto, me sucede lo siguiente: estoy totalmente de acuerdo con la importancia de esos principios y ese tipo de relación… pero, según lo veo yo, esos principios son “buenas prácticas” generales en las relaciones de ayuda a cualquier persona. Una relación de ayuda que no tenga esas características no es, desde mi punto de vista, una auténtica relación de ayuda, se atienda a la problemática y población que sea. Quizás por estar familiarizado con el modelo de Entrevista Motivacional de Miller y Rollnick, no llego a ver esos principios como algo específico de una orientación feminista en terapia.

Lo que sí estoy encontrando como más específico de la orientación feminista tiene más que ver con señalar explícitamente “trampas” en las que nos metemos sin darnos cuenta a la hora de atender un caso, y llamarnos la atención sobre realidades que nos están quedando oculta y ante las que pasamos de largo. En este sentido, encuentro muy ilustrativo el ejemplo que se está poniendo aquí, acerca de que si hay una agresión también por parte de la mujer hacia el hombre, el caso queda desestimado como “Violencia de Género”, porque implícitamente se asume/se espera que una mujer en ese tipo de situación sea una “buena víctima” y no se defienda… Me recuerda a cuando se cuestionaba a la mujer víctima de La Manada porque en sus perfiles de redes sociales se la veía haciendo “vida normal”, cuando quizás se esperaba que estuviera “traumatizada”. En ese sentido, me ha parecido muy valioso también el monólogo de Pamela Palenciano.

Así, lo que estoy encontrando más específico de la orientación feminista es la sensibilidad a esos aspectos, que quedan invisibilizados por estructuras más estables y amplias. Por supuesto, poder ver esas cuestiones, a veces muy sutiles, y obligarnos a cuestionar nuestros propios sesgos e inercias, solo puede hacerse desde una actitud terapéutica como la descrita (validación, escucha, empoderamiento, no autoritarismo…). Pero no llego a ver esta actitud como específicamente feminista, sino como una cuestión de “buenas prácticas”.

¿Tiene sentido esto que planteo?

Carlos